martes, 20 de marzo de 2018

ROADTRIP POR EL SUROESTE DE AUSTRALIA. ETAPA 5: ADELAIDE – PORTLAND

Terminando la segunda semana de nuestro roadtrip por el suroeste de Australia en furgoneta pasaremos por plataformas petrolíferas y ríos históricos, contemplaremos atardeceres espectaculares (puede que con Charlie Harper), fliparemos con langostas gigantes y avispas asesinas y terminaremos conociendo a un simpático animalito… Esta es nuestra quinta etapa del viaje. Puedes ver las otras etapas en estos enlaces: Etapa 1 / Etapa 2 / Etapa 3 / Adelaide / Etapa 4.

De momento estos son los datos principales:

Información de la Etapa

Punto de partida: Adelaide

Punto final: Portland

Km totales: 783 km

Días: 3 días

  • Día 12: Adelaide – Port Elliot (103 km)
  • Día 18: Port Elliot – Pinks Beach (344)
  • Día 19: Pinks Beach – Portland (336)

Día 17
Adelaide – Port Elliot


Desde Adelaide seguimos la carretera de la costa, pasando por algunas localidades de playa como Glenelg. Era domingo por la mañana y el ambiente era fabuloso. Nos quedamos un par de horitas al sol, leyendo y disfrutando de nuevo de la furgoneta. Era un día sin prisas pues nos separaban menos de 100 km de nuestro próximo destino: Port Elliot.

El pueblo de Por Elliot, cuya población no llega a 2.000 habitantes, es un lugar perfecto para encontrar tranquilidad y calma. Recorriendo sus calles desiertas nos imaginamos dentro de 30 años pasando nuestra vida de jubiletas en un lugar como este. Pero todavía no ha llegado el momento. Es un lugar con historia, fue fundado allá por el 1850 y conserva muchos edificios antiguos. Para visitarlos se proponen dos itinerarios a pie que pasan por el centro del pueblo: el red walk y el blue walk (o en conjunto, el Port Elliot Heritage Trail). Algunos de los edificios emblemáticos son el Hotel Elliot (1868), el Council Chambers (1879), la Biblioteca (1880) la Court House (1866) o la estación de policía (1853).

Descarga el mapa con los recorridos a pie propuestos

Nosotros lo que verdaderamente disfrutamos fue del atardecer desde las rocas sobre una preciosa playa. Algo que nos suele pasar es que de repente tenemos los mismos pensamientos, muchas veces sin venir a cuento. Aquí volvió a ocurrir, cada uno de nosotros mirando en el horizonte como se ponía el sol, se imaginó en la playa de Malibu y creyó ver a Charlie Harper saliendo de su mansión a darse un baño…

Aquí nos alojamos en el Port Elliot Beach House YHA de la cadena de hostales YHA. Y es una pasada! Se trata de un antiguo hotel restaurado como hostal, con unas vistas sobre el océano desde la terraza impresionantes! Solo podemos decir que mola un huevo! Además Richard, el manager, es todo un crack!

  • Precios: desde 30$ la noche por persona.
  • Localización: 13 The Strand

Día 18
Port Elliot – Pinks Beach


El día 18 de roadtrip es el día en que vimos a una langosta gigante! Si la Ruta 66 tiene su ballena gigante, la ruta por el sur de Australia tiene esto. Pero vayamos por partes… Si quieres ir desde Port Elliot hacia el sur, tendrás que dar un rodeo pues en la zona donde desemboca el río Murray se forman unas marismas por donde no hay carretera. Así que la solución es subir hasta Murray Bridge. Aquí es muy popular alquilar un barco entre familias y salir unos días a explorar el río (ojo que algunos tienen hasta jacuzzi!), pero también las excursiones de unas horas. Nosotros que solo estábamos de pasada fuimos al Murray Bridge Bunyip para tener unas bonitas vistas del río y del histórico puente de ferrocarril que lo atraviesa.

Retomando la carretera hacia el sur se pasa por otro intento de Pink Lake (ni pink y casi ni lake) y se llega a la linea de la costa que deja a la derecha todo el Coorong National Park. El área que estamos atravesando es famosa por ser el sitio donde empezaron a funcionar las industrias petrolíferas australianas. En 1866 se construyó una plataforma petrolífera en el lugar en el que, unos años antes, se encontró lo que al parecer era un manatial de petroleo. Tras años de extracción se reconoció que no era más que un “sucedáneo” compuesto de algas que llamaron “coorongite”… Hoy en día se puede ver una réplica de esa estructura en las inmediaciones de Salt Creek.

Al parecer también es un lugar donde cientos y cientos de chinos a mediados del siglo XIX, atraídos por esa idea de que en Australia las montañas resplandecían con cantidades ingentes de oro, vinieron a pasar penurias y, supongo que, alguno de ellos a hacerse rico. Hay una zona donde te cuentan un poco la historia, con cartelitos informativos y algunos lugares históricos.

Pero ojo, que aquí llega nuestra amiga, la gran protagonista del día, ni petroleo ni oro! Aquí la reina es ella. Cuando estés llegando a Kingston abre bien los ojos, porque a tu izquierda se abrirá paso hacia el cielo, haciéndole sombra a los árboles, la langosta gigante! Con el subidón de adrenalina después de ver tal monumento no podíamos seguir conduciendo, así que seguimos por la carreterita que llega hasta Pinks Beach y acampamos esa noche allí, al lado de unos baños algo guarretes y una playa chula donde contemplar el atardecer, ¿se puede pedir algo más?

 

Día 18
Pinks Beach – Portland


Este día fue el último en el estado de South Australia, el día que empezamos lavándonos los dientes en un baño rodeados de gusanitos marrones y terminamos con una cerveza en la mano observando como un koala trepaba a lo más alto de un eucalipto para disfrutar de las hojas más frescas… Pero durante el día no fueron pocas las cosas que nos sorprendieron. Vamos al lío.

Tras dejar nuestro camping gratis de Pinks Beach nos dirigimos al pueblo de Robe. Sin ni siquiera haberlo pisado ya sabíamos que no decepcionaría, un pueblo que se pone el nombre del cantante de Extremoduro tiene que molar, seguro! Y moló! Nos subimos hasta el acantilado donde está el obelisco, con unas sublimes vistas, y paramos en las ruinas de una antigua cárcel, de esas que hospedaron a los presos de tierras británicas.

Beachport fue la segunda parada del día, este pueblo presume de una scenic road increíble, de unos 8 km (los último sobre carretera sin asfaltar) que pasa por diferentes playas vírgenes, de las que destacamos la Salmon Hole. Nosotros seguimos un poquito hasta el blowhole (que con marea baja no era blowhole ni ná) y el Salmoe Pool, una laguito con unas mesas para hacer picnic y donde darse un baño si eres más de agua dulce que salada. La carretera, aunque no es en loop, merece mucho la pena.

Tirando hacia el sureste en mitad de la carretera encontramos un punto señalizado con el sugerente nombre de Fosil Cave Hole, lo sugerente se quedó ahí. Hubiera sido más interesante si nos hubiera saludo una serpiente porque el lugar no tiene nada! Aunque fue un buen momento para estirar un poco las piernas de camino a Mount Gambier, la población más grande de esta zona y con un par de lugares o tres a destacar.

El primero de ellos fue el Dominos Pizza… el segundo un mirador sobre el Blue Lake donde comerse las pizzas de 5$. Si en ese momento lo importante era la pizza, el Blue Lake tiene el poder de concentrar tu mirada sobre sus azules y profundas aguas, convirtiendo en secundario el resto de nimiedades de un pobre mochilero. El lago no es otra cosa que un volcán extinto, con aguas de un azul imponente. Hay una carretera que recorre lo alto del cráter, dejando a un lago la caída al interior del volcán, y al otro bajo tus pies la ciudad de Mount Gambier.

El último atractivo del lugar es el Umpherston Sinkhole, o traducido: “el sumidero de Umpherston”. Se trata de otro agujero en la tierra, vale, pero bastante espectacular. Antiguamente era una cueva formada por la erosión de las olas del mar, hasta que el techo por su propio peso se desplomó, dejando aire libre todas sus vergüenzas. Ahora lo han convertido en un bonito parque de plantas colgantes y avispas maliciosas.

No lo dijimos en la entrada del artículo, pero el día de hoy también los recordaremos por haber estado en el punto más al sur de Australia, a “solo” 5.700 km del polo sur. Un lugar así tiene un carácter geográfico, no tiene porque ser bonito ni ofrecer nada interesante, más allá de su posición. Sin embargo Australia es diferente e incluso aquí puedes flipar con unos acantilados muy chulos y, si vienes a las horas correctas, con una colonia de pingüinos. O sea, al amanecer o al atardecer.

La población más cercana a este lugar es Port MacDonnell, de casitas bajas a orillas de la playa, con un puerto extrañamente animado y un mural de dimensiones notables. Pero es que además este pueblo fue el primer asentamiento del estado de Victoria.

Cuando vemos una carretera estrecha en alguna de las apps de mapas que usamos ya nos viene el canguelo. Y es que viajar en una furgoneta como la nuestra en Australia, donde cada dos por tres te encuentras con carreteras sin asfaltar y llenas de baches, te hace ser prudente. Esta fue la sensación que tuvimos al marcar nuestro siguiente destino: una carretera dibujada con una estrecha línea blanca en Google Maps no solía ser una buena noticia. Nos equivocamos: esta ruta es una carretera escénica de unos 15 km que deja la costa a la derecha y recorre bonitos prados, campos con simpáticas vacas y poco, muy poca gente. Se llama la Eight Mile Creek Road. Nos planteamos quedarnos a dormir en un camping gratis con muy buena pinta, pero leímos un comentario en la app Wikicamps que decía que es una zona donde suelen campar a sus anchas las tiger snakes y qué quieres que te diga, somos jóvenes para morir.

Cuando dejamos la carretera y nos unimos a la principal, no nos quedaban muchos kms para llegar a nuestro destino: Portland. Pero esto ya queda en el estado de Victoria, así que volvimos a atravesar una nueva línea imaginaria, esta vez la que separa los estados de South Australia y Victoria. Quizás con tanto recorrido ya nos estamos volviendo medio locos, pero nos dio la sensación de que los paisajes cambiaron por completo, de una zona de arbustos bajos salpicada de eucaliptos, pasamos a bosques de pinos más cerrados y cantidad de canguros en las cunetas (y alguno que otro brincando). Así que no solo cambió la hora (aquí se adelanta el reloj media hora).

Dejamos las visitas de Portland para el día siguiente, de momento estamos entreteniéndonos con el koala que sube y baja por las ramas del árbol que hay frente a nuestro camping, rezando por que no caiga, o que si lo hace al menos que no se haga daño.

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