domingo, 1 de abril de 2018

EXCURSIÓN A PHILLIP ISLAND: LA ISLAS DE LOS PINGÜINOS

Una de las cosas que nos recomendaron una y otra vez si visitábamos Melbourne era hacer una excursión a la vecina isla Phillip Island. Tras informarnos un poco decidimos apuntarnos a conocer este rincón que parece ofrecer paisajes naturales preciosos. Pero no solo eso, ¿te imaginas asistir a un desfile de pingüinos que, tras un largo duro día de trabajo, regresan en fila a sus hogares?

Sí, desfile de pingüinos, tal cual lo leíste. A ver, en realidad no es que se pongan a desfilar como si fueran modelos, peeeero según parece hay una colonia de pingüinos muy numerosa que regresa, cada día al atardecer, a su playa favorita (que es su casa a todos los efecto), y lo hacen “desfilando” bajo la mirada de unos cuantos (muchos) curiosos. Es el Penguin Parade.

Y aquí nos surgieron nuestras dudas, ¿de cuantos curiosos estamos hablando? Habíamos leído que es una atracción muy popular y se suele llenar de turistas, al final fuimos más de los que nos habíamos imaginado. Así que es imposible no plantearse si el marketing cruzó la sutil línea entre “ver un espectáculo de la naturaleza” o “formar parte del espectáculos de los animales”.

Lo bueno es que hay medidas muy estrictas para no interferir en la vida normal de los pingüinos, sin ser molestados ni asustados en su camino de regreso. Para empezar hacer fotos está prohibido: el flash, aparte de asustarles, les puede dañar la vista, y para no arriesgarse prohibieron las fotos directamente. Tampoco (como es obvio) se puede tocar a los pingüinos, ni se les puede llamar, alimentar o hacer cualquier cosa que pueda interrumpir el curso natural de las cosas.

Es importante decir que el Penguin Parade forma parte de una organización sin animo de lucro y que todas las ganancias obtenidas por las ventas de billetes y merchandising se emplean en la investigación de esta especie, en proyectos de ecoturismo y protección de animales marinos. Más info aquí.  Esta zona es un parque natural protegido y la prueba de que las cosas se están haciendo bien es que cada año el número de pingüinos crece (y que cada noche vuelven una y otra vez!).

En cuanto a los pingüinos, ¿qué decir? La palabra para describir esta experiencia es: brutal. No negamos habernos emocionado un poquito cuando vimos aparecer a los primeros dando esos saltitos por las rocas ¡por fin la pingu-maldición había acabado (nunca habíamos conseguimos ver pingüinos en libertad)!

Los pingüinos azules son la especie de más pequeña del mundo y pequeñitos son sin duda. Pequeñitos y barrigones: en esta temporada están muy regordetes, tanto que alguno tenía dificultades hasta para caminar. Eso sí, de vagos no tienen nada: cada día pueden nadar hasta 10 0km para poder pescar antes de regresar a su playa y disfrutar de un merecido descanso.

¿Cuántos pingüinos vimos? Imposible decirlo. Habrán sido unos 800 o 1.000. De verdad, cuando los ves salir del agua y acercarse poquito a poco a la playa se te pone la piel de gallina. Luego, sin demasiada prisa y por rondas, comienzan el camino hasta sus casitas, donde. en algunos casos, les espera su pareja con  las aletas abiertas.  Verles pasear, algunos muy torpemente, a pocos metros de distancia es absolutamente increíble.

Esta es la plataforma donde vas a esperar los pingüinos

Pero no solo hay pingüinos en Philip Island: vimos a decenas de wallabies (una especie de canguro más pequeñito), unos patos grises muy graciosos con un piquito amarillo limón… Y…

Nuestro tour incluía una visita a una granja donde pudimos ver a una infinidad de animales domésticos y donde vimos cómo eran las casas de playa de los ricachones australianos del siglo pasado… Y…

Y la otra visita fue a un santuario de koalas. Aquí también íbamos con la mosca detrás de la oreja ¿a ver si va a ser una turistada? Pero no nos lo pareció: nos contaron que los koalas se habían extinguido en Phillip Island hace unos cuantos años y que están intentando reinsertarlos en el hábitat natural de la isla. La colonia presente en este santuario (unos 15 koalas) han sido rescatados después de que sus bosques ardieran completamente por un incendio. En el pabellón principal hay unos cuantos tableros donde aprender más sobre este curioso animal.

Por cierto, en cuanto vimos carteles de no chillar a los animales y no mover los árboles para captar su atención, nos miramos con cara de ¿pero quién va a hacer algo así? Y a los 10 minutos una ranger tuvo que echar la bronca a un grupo de turistas que, adivina, estaban gritando a un koala con cara de ¿qué quieres de mi vida? ¡Déjame dormir!

Una de las últimas paradas antes de llegar al Pinguin Parade fue en The Nobbies, uno de los rincones que hasta el momento más nos gustaron de esta zona de Australia. Para que luego la gente siga diciendo que aquí, aparte de canguros, surferos y tierra roja, no hay nada! Aquí repostamos energías con un fish&chips legendario (y nada barato), para por fiiiin, acudir a nuestra cita con los pingüinos que ya estaban a punto de llegar (aunque tenemos que admitir que pudimos ver alguno escondido en su casita *-* probablemente incubando o poniendo huevos).

Durante el día también pudimos pasar por el circuito de motos de Phillip Island y, aunque a Rober le hizo mucha ilusión, sin duda nos quedamos con el espectáculo de, por fin, descubrir a los bonitos y simpáticos pingüinos en su hábitat natural.

Cómo visitar Phillip Island

  • Si no tienes coche te recomendamos apuntarte a un tour. Nosotros fuimos con Gray Line, la compañía de tours más importante de Australia. La verdad es que el día fue genial, gracias sobre todo, a Ben, nuestro conductor-guía que ha sido un encanto desde el momento numero uno.
  • Más info sobre precios y tours aquí.
  • ¿Cuánto dura? Salimos de Melbourne a la 13.00 y regresamos alrededor de las 23.30.
  • Todo está incluido menos eventuales compras y comida.

Consejos para disfrutar de Phillip Island y de la Penguin Parade

  • respetuoso con el medio ambiente y con los animales: no hagas ruido, por supuesto no hagas fotos ni interfiares con el curso natural de las cosas.
  • Abrígate bien: los pingüinos comienzan a llegar al atardecer y en la zona suele hacer fresquito (mucho fresquito), y cuando fuimos nosotros había bastante viento.
  • Hay dos zonas para ver a los pingüinos: la plataforma que te hemos enseñado antes, con precios algo más caros, y otra plataforma en la playa, a más distancia del camino que suelen recorrer. Nosotros, aunque no estuvimos en esta segunda, creemos que merece la pena pagar un poco más por la plataforma más cercana.
  • Si cuando llegas ya no quedan asientos en primera linea no te preocupes: vas a poder ver los pingüinos igualmente. Además el desfile dura mucho, así que la gente no tardará en cansarse e irse, es el momento para moverte e sitio y llegar a los más cercanos al camino. Hay algunos tours que dejan menos tiempo que el nuestro (jeje), así que al final eramos muy pocos los que disfrutamos de esta maravilla.
  • La comida en el centro de The Noobles no es muy barata (15$ aprox) pero el fish&chips estaba muuuy rico. Lo que estaba muy caro eran las bebidas, así que no te olvides de llevar una botella de agua para ahorrar un dinerillo (igual en nuestro bus había agua y vasos a disposición).
  • Aquí puedes ver la casa de unos pingüinos en directo 🙂
  • Artículo de FAADA sobre Philipp Island.

* Photocredit: penguins.org.au

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