Cuando empezamos a viajar, hace ya unos cuantos años (auch, nos estamos haciendo mayores!), relacionábamos el concepto de alojarse en un hostal con intentar ahorrar el máximo dinero posible quedándonos en un sitio cutre, maloliente y sin atractivo alguno. Pero pronto entendimos que los hostales, más allá de ser una cama donde descansar y ser la opción perfecta para los mochileros por sus precios, son parte del viaje en si. Porque en los hostales hemos hecho amigos, hemos compartido experiencias, hemos aprendido mucho sobre cada lugar y hemos vivido situaciones un tanto bizarras… Aquí os contamos unas cuantas cosas que te pueden pasar si te alojas en un hostal
Antes de pisar un hostal, creías que era un sitio lúgubre donde pasaban cosas malas y feas como estacomo esta:
Así que el primer día que te presentas a hacer el check in llegas más o menos así…
Sin embargo pronto descubres que los hostales son sitios muy guays.
Y que la inmensa mayoría de los que los frecuentan son gente encantadora y divertida, pero…
Antes o después, debajo de tu litera dormirá un híbrido entre oso y cantante de ópera que ronca más fuerte que un león cabreado.
Entonces descubres que tus mejores amigos se llaman: tapones para los oídos.
Conoces más persona en un día de hostal que en un mes de tu vida normal y corriente.
Descubres pronto que los españoles spik inglish bastante mal.
Aunque cuando tomas un par de cervezas, ríete tu del inglés oxfordiano que sale de tu boquita.
Además nuestro inglés macarrónico se olvida fácil, porque nuestro acentillo majete es lo más. Y somos el alma de la fiesta.
Cuando cumples los 30 y vas a un hostal te sientes como un octogenario que se escapó de un asilo. Sobre todo si te tomas unas copichuelas (y es que ya aprendiste que la mejor cura para la resaca es tener máximo 25 años)
Pero siempre aparecerá alguien de unos 50 años, que de golpe te hará sentir joven.
Y por supuesto, de mayor quieres ser como el/ella.
Sabes armar la mochila en 10 nanosegundos.
Y desde que aprendiste a hacer “rollitos” con tu ropa, te caben el doble de cosas.
La cara que se te queda cuando descubres que en el hostal hay bar (y tiene cerveza barata) GIF
Te hacen gracia los que no van a hostales “porqué no son bonitos”.
Porque tu viste hostales que le dan mil vueltas a muchos hoteles.
Cambias de ciudad y… te encuentras a alguien que estaba en el anterior hostal. ¿A quién no le ha pasado?
Y ya sabes que el mejor plan de todos es hablar de viajes y cambiar consejos viajeros delante de una cervecita fresquita bonita.
Comienzas a usar los hostales para ahorrar dinero.
Pero sigues porque lo que ganas son nuevos amigos repartidos por todo el mundo.
Felicidad es descubrir que en el precio del hostal… entra un fabuloso desayuno gratis!
Te sientes Ferran Adría cuando cocinas tortilla de patata y todos los huéspedes te miran con admiración y mucha envidia.
Y te sientes Madre Teresa de Calcuta cuando decides compartir con tus nuevos fans la tortilla.
Preguntas antes “where are you from” que “what’s your name”.
Ya sabes que nunca falta un okupa profesional de baño y que tardará la vida en arreglarse el flequillo, hacer pipí o ducharse.
Si viajas solo, al llegar a un hostal ya sabes que vas a dejar de estar solo.
Y si viajas en compañía, vas a querer adoptar a aquel chico que viaja solo con pinta de majete.
Te has enamorado (al menos) una vez del personal del hostal. En serio, te los quisiste llevar a casa como un souvenir, ponerlos en la mesilla al lado de la cama para que cada mañana te diesen los buenos días con su sonrisa y amabilidad. Aunque la posible denuncia por secuestro te echó para atrás…
Y has odiado profundamente a los que ponen el despertador y lo retrasan cada 5 minutos. ¿Porqueeee? ¿Porqueee? ¡Déjame dormiiiir!
¿Noche de cine? ¿Free Tour? ¿Cena temática? ¿Excursión a la playa? Recién llegas y tu agenda ya está llenita!
Si pasas más de 3 días en un hostal te sientes como en tu casa y al dejarlo quieres morir y volver a vivir allí forever & ever. (Aunque luego recuerdas las croquetas de tu mamá y se te pasa).
Te plantearás trabajar en un hostal.
Y puede que lo hagas.
Siempre hay alguien muy desordenado que deja la habitación hecha un lío, ni que hubiese pasado por ahí un huracán.
Puede que ese alguien seas tú.
Dormirás con 7 desconocidos (o más) pero no se lo cuentes a tu abuela, que le va a dar un patatús.
¿Chanclas de ducha? Una gran idea (y desde que viste Orange is the new black, más).
Tienes altas probabilidades de compartir hostal con alguien que toca un instrumento. Y lo toca mucho. Y no necesariamente bien.
Pero eh, no te quejes que es gratis… y gratis es tu palabra favorita.
A veces te apetece estar solo, Plutón se alinea con Venus, el sol entra en Escorpio y te toca una habitación que compartes… contigo mismo. ¡Aleluya!
La sensación de felicidad extrema, parecida a ganar la lotería, es cuando entras en la cocina y ves que alguien que se ha ido ha dejado comida gratis.
Y sí, puede que hayas comido cosas que de no haber sido gratis, no hubieses comido jamás.
Cuando más viejito te haces más valoras la litera de abajo (y es que comienzas a dudar si vas a poder subir las escaleras hasta la cama de arriba).
Te sabes de memoria “los 10 mandamientos del buen huésped” (próximamente)
Robar está muy mal. ¿Pero si encuentras champú en el baño qué pasa? Admítelo: todos hemos usado champú ajeno (al menos) 1 vez. O 10.
Porque es verdad que hay un montón de #hostelproblems…
Pero lo bien que te lo pasas y las anécdotas que te llevas de recuerdo son impagables, porque lo sabes bien: un hostal, más que un alojamiento, es una experiencia de vida.
And that’s #whywehostel!!
Hemos pensado escribir este post ya que en nuestro viaje por Estados Unidos estamos haciendo una full immersion en la vida hostalera Nos estamos alojando en muchos hostales de HiUsa, una org. no profit que cuenta con instalaciones modernas, localizaciones ideales, mil y una actividad a la que apuntarse (desde tours gratuitos hasta cenas comunitarias) y tiene unas cuantas campañas interesantes. Lo mejor de esta experiencia ha sido poder compartir un cachito de camino con otros viajeros de todas partes del mundo: desde Brasil a Holanda, pasando por Taiwan, Italia e India!
Lo dicho: que no te engañen, muchos hostales no tienen nada que envidiarle al mejor hotel y si a la hora de descansar quieres privacy o no quieres toparte en ningún oso roncón, hay habitaciones dobles o individuales.
Esperemos que este post te haya gustado, si sabes más cosas que podrían pasarte alojándote en un hostal, déjanos un comentario!
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